Estás en el paisaje, como el árbol,
La esquina, las estrellas y el malvón.
Estás en cada música de tango
Y estás con otro nombre en cada flor.
Estás en el susurro con que llaman
Las sombras del amigo callejón.
Y estás en cada noche en que las copas
Agravan las tristezas del adiós.
Estás conmigo, en mi vida
Latiendo en mi corazón.
Viviendo en cada alegría,
Muriendo en cada dolor.
Estás en cada silencio,
Estás en cada rumor.
Estás eterna en mis sueños
Y sueño solo en tu amor.
Estás en el motivo del silbido
Y estás en los turbiones del rencor.
Conmigo en mis andanzas sin destino,
Te encuentro en cada gesto y en cada voz.
Estás en ese eco de mis pasos,
Que miente que, como antes, vamos dos.
Y estás en el motivo del fracaso
Que a veces me recuesta al mostrador.